miércoles, 14 de agosto de 2013

El viaje a Horsens

Salimos de Marbella en dirección al aeropuerto de Málaga a las 3 de la mañana para coger el vuelo de las 6.30 y poder tener ventanilla. Tras perdernos con el coche ,(por mi culpa, todo sea dicho), conseguimos llegar al aeropuerto sobre las 4.30 o así, y los mostradores de facturación ya estaban abiertos. Tratamos de embalar las maletas en el plástico ese verde para protegerlas pero por 6.50€ por maleta..., un rayón en la maleta duele menos que eso.
Cuando se pusieron a pesar las maletas, finalmente entre Fernando y yo teníamos un exceso de 2 kilos, más un kilo que se había pasado en su maleta de mano, y afortunadamente ¡No pusieron pegas!, ni nos cobraron ni nada, su correspondiente buen viaje, y listos, a un Starbucks del aeropuerto a pasar el ultimo rato en España con la familia.

A las 5 entramos por el control de seguridad despidiéndonos ya de la familia hasta navidades, y dándonos la vuelta a cada segundo para ver si seguían allí y continuar diciendo adiós.
Al menos media hora más tarde, llegamos a nuestra puerta de embarque, que debe de ser la última del aeropuerto (de hecho creo que lo es porque no había nada más que un cristal detrás nuestra), y en ese momento ya parecía que estuviésemos en Dinamarca, pues todos, y digo realmente TODOS los que estaban a nuestro alrededor en la puerta de embarque eran rubios, y no rubios medio castaños a los que estamos acostumbrados en España, no, rubios, rubios de los de casi blanco. Se notaba donde íbamos.

 En la imagen de arriba podéis ver nuestra puerta de embarque, un poco solitaria, pero ya con una cantidad de rubios al fondo considerable. La puerta abrió unos minutos antes de su hora incluso, y el personal muy agradable, nos sentamos en ventanilla con una extraña a nuestro lado que nos dio un poquito el viaje, no porque hiciera ruido sino porque se quedó completamente dormida y no había quien saliera al baño y tuvimos que despertarla hasta para salir del avión porque no podíamos coger nuestras maletas.
 A las 6 am en el avión

Ya a las 9.30 avisaron (ya en inglés) que comenzábamos a descender a Copenhague, o como se escribe en danés København, y nos llamó mucho la atención este curioso puente de la foto, que se mete debajo del mar.

Aterrizamos quince minutos antes de lo previsto, y fuimos en busca de las maletas, que para variar se recogían en la última cinta que existía en el aeropuerto, y además esa sala estaba en la última puerta...
Con las fotos ya se ve lo agobiadillos que íbamos con las maletas, aunque al principio nos apañamos bien, intentamos buscar un carrito para llevarlas pero no hubo suerte, y como la salida estaba muy cerca no nos importó.



Una vez fuera llegamos a las ventanillas de DSB, la compañía de trenes de Dinamarca, e íbamos a comprar un billete a la estación de Horsens directamente, pero la muchacha de la taquilla (muy amable) nos dijo que podíamos comprar la wildcard (una tarjeta de descuentos de la compañía de trenes) en la estación central de Copenhague, y pues el ahorro llamaba la atención pues pasaba de costar el billete a Horsens de 392 kr. (unos 56€) a la mitad, así que lo cogimos. El problema llegó cuando al bajar en la estación central y tratar de hacernos la tarjeta vimos que hacía falta un CPR, es decir, un código especial que viene en la identificación danesa, cosa que por supuesto aún no tenemos (corrección: con él tiempo aprendimos que esta tarjeta realmente se puede solicitar allí en el momento, en unas máquinas, o incluso comprar desde españa (pero necesitaréis un nº de teléfono Danés), en el CPR nº solo hay que introducir los dígitos 9999, y es posible obtenerla), así que tuvimos que coger el tren a Copenhague desde allí. Lo bueno: el tren salía en diez minutos, no había que esperar. Lo malo: no habíamos comido nada desde las 3 de la mañana y eran las 11, llegábamos a Horsens a las 14.10 y no había tiempo para comprar comida, así que nada, a pasar hambre se ha dicho.

Una vez en la estación de Horsens, y bajando del tren como pudimos las maletas, un hombre muy amable nos mostró donde estaba la parada de taxis, y tomamos rumbo hacia la universidad. El taxi nos costó 90 kr. es decir unos 11€, y cuando llegamos al piso tras coger la llave, (a eso de las 15.15) nos encontramos el piso sumamente sucio, tanto que soltamos las maletas y nos fuimos a reclamar a la administración de Drosselbo (nosotros estamos en la residencia Campus village http://www.drosselbo.com/index.asp?mode=for!forside!gb) que por suerte se encuentra justo enfrente de la residencia, es decir, en el hall de la facultad. 
No nos pusieron pegas ninguna y nos dijeron que avisarían para que alguien limpiara el desastre que había aquí (ya os colgaré las fotos en la siguiente entrada). 
Ya después nos quedamos arreglando un poco el piso, deshaciendo las maletas, limpiando un poco el baño, y haciendo las camas, esta foto es el pack de bienvenida que incluye una almohada (En realidad es un cojin grande, pero son las almohadas danesas, y bastante cómodos), un nórdico, una funda para las dos cosas y otra para el colchón.


Una vez acomodados fuimos al super, a comprar algunos productos de limpieza, algo para comer (que eran ya las 17.30 y aún estabamos sin comer), y para poder cenar, el super, como podeis ver, se llama Rema 1000 y es el más cercano, está como a 5 minutos andando.


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